Siempre hay que distinguir entre hacker y cracker. Un hacker es un entusiasta, que levanta la seguridad de un sistema o accede sólo por el placer de conseguirlo, pero sin causar daños. El cracker es el que lo hace para aprovecharse de ello, cometiendo un delito. A menudo confundimos al que se cuela en tu casa durante una fiesta y tal vez se bebe un zumo con el que entra cuando estás de vacaciones y te lo quita todo. Sin embargo se quiso dar un castigo ejemplar a Kevin Mitnick, convirtiéndolo en un mártir en vida.
Al llegar Internet y el trasiego de información digital, la idea del hacker se tornó mucho más peligrosa para empresas y gobiernos. Desde entonces, la sensación de inseguridad ha crecido más y más.
Y es una sensación real, porque el activo más vulnerable hoy día en cualquier organización es la información. Y quien tiene la información tiene el poder, y esa es principalmente la razón de ser de las redes sociales gratuitas: obtener información de sus usuarios y venderlas. Ese es también un gran fraude, a modo de media verdad, que no es perseguido.